

La crisis silenciosa del plástico
El plástico está en todas partes. Lo vemos en los océanos, en las calles, en los vertederos… pero también en lugares donde nunca imaginaríamos encontrarlo: en el agua que bebemos, en los alimentos que consumimos y hasta en nuestro propio cuerpo.
Se ha convertido en un problema tan cotidiano que muchas veces ni siquiera lo notamos, pero su impacto sigue creciendo de manera alarmante. Esta es la crisis silenciosa del plástico: una contaminación que avanza sin hacer ruido, pero con consecuencias que ya no podemos ignorar.
🌍 Un problema que no deja de crecer
Cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico, y más del 75% termina como residuo en el medio ambiente. A pesar de los esfuerzos por reciclar, la realidad es que solo el 9% del plástico producido en la historia ha sido reciclado correctamente.
Mientras tanto, los plásticos desechados se fragmentan en micro y nanoplásticos, partículas diminutas que se han detectado en el aire, en la lluvia, en los océanos e incluso en la sangre humana.
🚨 Plástico en nuestro cuerpo: la amenaza invisible
Si el plástico está en el agua y en los alimentos, también está en nosotros. Estudios recientes han encontrado partículas de plástico en órganos como los pulmones, el corazón y el cerebro.
Y aunque la ciencia todavía investiga los efectos a largo plazo en la salud, hay algo que ya sabemos: estos compuestos contienen sustancias químicas tóxicas que pueden alterar el sistema endocrino, afectar el metabolismo y aumentar el riesgo de enfermedades.
Esta es la verdadera crisis silenciosa: la contaminación plástica no es solo un problema ambiental, sino una amenaza para nuestra salud.
📦 Un sistema diseñado para desechar
El plástico de un solo uso es el gran responsable. Durante años, las grandes industrias han priorizado la conveniencia y la rentabilidad, generando productos que están diseñados para ser usados por minutos y permanecer en el planeta por siglos.
La pregunta es: ¿por qué seguimos justificando este modelo insostenible?
💡 El cambio empieza en los materiales
El problema del plástico no se va a resolver solo con reciclar más. Necesitamos materiales que no dejen rastro en el planeta ni en nuestro cuerpo.
En Landopp, trabajamos en biopolímeros que ofrecen una alternativa real, diseñados para descomponerse de forma segura y sostenible. No creemos en soluciones mágicas, pero sí en decisiones inteligentes.
Porque el futuro no puede estar hecho de los residuos del pasado.
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